martes, 21 de julio de 2015

BREVE HISTORIA DE LA SEGURIDAD PRIVADA

BREVE HISTORIA
DE LA SEGURIDAD PRIVADA

Autor: Virgilio Ángel Galeano
Buenos Aires, 7 de mayo de 2012.

En la permanente recorrida que realizo todos los días, buscando noticias y nuevas ideas entre las publicaciones de los compañeros de la Seguridad Privada y también de las otras publicaciones que tratan de perjudicar a los trabajadores, entonces con la idea y la decisión de ponerlos en descubierto y denunciar las actividades negativas, por eso siempre estoy buscando. En ese interminable peregrinar me encontré con esta nota de la cual transcribo la parte más sensible del tema tratado, (el resto lo pueden leer de la página original).

Escrito por Clara Britos miembro del (Sindicato Nacional de Trabajadores de Vigilancia Privada)

El martes, 27 Marzo 2012 Clara Britos nos decía lo siguiente:

 “… En varias ocasiones, y en la tentativa de análisis sobre el por qué los vigiladores/as y custodios/as, se encuentran postergados en materia de ingresos y beneficios, me remonté a varias décadas atrás, al origen. Las empresas de la Seg. Priv., nacen debido a la necesidad no del todo “sentida” sino más bien “inducida”. Creadas, como un próspero negocio para su futuro en Democracia, en un principio, fundadas por “Retirados” (o en actividad) que vieron en la “mano de obra desocupada”, como a sus subalternos que serían acogidos por sus jefes de cuartel. (Tal el caso de muchos, que ya fueron detenidos por delitos de lesa Humanidad, al ser descubiertos camuflados como empresarios) De ahí, la sumisión de estos primeros trabajadores, ex policías algunos, otros desesperados, en épocas en que crecía la desocupación.

También por entonces nace la CAESI, cámara que nuclea a estas empresas, y por supuesto, la UPSRA.
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RESPUESTA SIMPLE
LA CAESI fue fundada el 2 de setiembre de 1971. En el año de 1973 se autoriza a la UPSRA y al SUVICO de la provincia de Córdoba a funcionar como entidades gremiales de primer grado.
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SI HABLAMOS DE HISTORIA
VAMOS A CONTARLA BIEN
Como decía el inefable Alberto Olmedo, “Si la vamo hace, hagamola bien”. Hablando en sentido práctico, si hay algo que me emociona, es cuando los compañeros y compañeras se deciden a investigar la historia del movimiento obrero y cada una de las organizaciones. Sin embargo en este sentido siempre he sido muy exigente en tratar con la máxima rigurosidad de las objetividades los datos y los hechos producidos en cada una de las etapas y los motivos que han llevado a las personas a actuar de determinada forma, tanto a favor como en contra de los trabajadores.

En este sentido, la compañera que escribe la nota, me imagino que lo hace con la mejor de todas las intenciones tratando de transmitir a los compañeros los motivos de nuestra actual realidad como trabajadores de la seguridad privada. Apoyada en esa buena intensión, La compañera comete un grave error de “interpretación” o no alcanza a ver todos los elementos que dieron lugar a la creación y organización de la seguridad privada.

En principio se equivoca cuando dice sobre los motivos de la creación de esta actividad lo siguiente: “… Las empresas de la Seg. Priv., nacen debido a la necesidad no del todo “sentida” sino más bien “inducida”. Creadas, como un próspero negocio para su futuro en Democracia, en un principio, fundadas por “Retirados” (o en actividad) que vieron en la “mano de obra desocupada”, como a sus subalternos que serían acogidos por sus jefes de cuartel.”

Esta afirmación de la compañera es muy simplista y nos llevaría a pensar que los fundadores de la “seguridad privada” vieron un “negocio” y luego es como si ellos tenían comprensión del futuro inmediato y de las resoluciones políticas a las cuales se enfrentaba el entonces gobierno militar que había destituido al general Juan Carlos Onganía. Por otra parte no podían ni siquiera prevenir el futuro del sucesor de este proceso, que en ese momento dependía del general Alejandro Agustín Lanusse, tanto en las decisiones como en la consecuencia del estado prerrevolucionario donde se encontraba inmerso el País, en el año “uno” de la década de 1970. (Año 1971)

Nadie, absolutamente nadie hubiera podido preveer los sucesos que ocurrirían en el futuro inmediato, menos aún en los venideros veinte años por transcurrir, con el resultado de un país que se sumergió en un baño de sangre.
Este es el momento previsto, cuando la Cámara Empresaria de la Seguridad Privada (CAESI) fue fundada en la fecha del 2 de setiembre de 1971, y posteriormente en el año de 1973 se autoriza a la Unión del Personal de Seguridad (UPSRA) y al Sindicato Único de Vigilancia e Investigaciones de Córdoba (SUVICO) a funcionar como entidades gremiales de primer grado.

MOTIVOS POLITICOS

Todo el mundo en la República Argentina sabe que el 29 de mayo del año 1969 se manifestó una movilización popular llamada “El Cordobazo”, fue el levantamiento popular más formidable del último cuarto de siglo en argentina. Este movimiento, “El Cordobazo”, solo tiene comparación con la huelga iniciada en los Talleres Vasena en la “Semana Trágica que se inició del 7 de enero al día 14 del mismo mes del año 1919 y puso en jaque la estabilidad del sistema institucional y el régimen capitalista de la República Argentina”.

En el año de 1969, el estallido de Córdoba colocó a toda la sociedad argentina frente a una realidad diferente. A partir de ese momento todas las instituciones del sistema institucional de la República Argentina quedaron obsoletas y al borde de la extinción. Las fábricas trabajaban bajo control de los obreros y estaban dirigidas a través de las Comisiones Internas y los cuerpos de Delegados. Muchas fábricas fueron ocupadas por los activistas y dirigentes combativos, quienes tomaron como rehenes a los directivos de fábrica. Por esa época la actividad de los sindicatos combativos tenía más fuerza que los diezmados partidos políticos.

A partir de ese momento tanto el gobierno militar de Juan Carlos Ongania, como los empresarios y toda la organización privada, no pudieron confiar más en la lealtad y la objetividad de los empleados que custodiaban los portones de entrada y salida de las fábricas; las porterías de los edificios de oficina y las puertas de ingresos en las organizaciones estatales. El motivo de esta desconfianza surgía por una cuestión de la solidaridad de este personal de control y portería con los trabajadores y sus organizaciones gremiales ya que estos empleados respondían a las directivas del sindicato. Frente a esta situación de conflicto los funcionarios del sistema estatal (miembros del Gobierno militar) y los empresarios fabriles, por intermedio de sus cámaras patronales acordaron por decisión unánime la necesidad de crear y fundar una nueva división del trabajo en la argentina, cuya función les protegiera los “portones” de entrada de las propiedades frente a la avalancha sindical.

Para alcanzar este objetivo recurrieron a las experiencias de países europeos y del “Gran País de Norte”, los norteamericanos. Finalmente el 2 de setiembre de 1971 un grupo del personal superior de la policía Federal y personal de la Fuerza Aérea, fundan la Cámara Empresaria de la Seguridad Privada, siendo el instrumento institucional la Ley de Seguridad Nacional y Orden Interno y la Doctrina de la Seguridad Nacional que servirá en los años venideros como el instrumento más idóneo durante el período de 1971 hasta 1992 y de donde surge posteriormente la Ley de Seguridad Privada sobre el texto de la Ley 24.059 - Ley de Seguridad Interior en el año de 1992.

El día 24 de marzo de 1976, fecha en la cual la última dictadura militar usurpó el poder público en la Argentina, se sancionó la Ley 21.265, para regular el Servicio de Seguridad Personal para empresas y particulares que pretendan ejecutar esta tarea, debido a que "... la anómala situación en que se desenvolvió hasta el presente la vida del país, ha posibilitado en esta materia abusos y también actos delictivos...". El texto perseguía la finalidad de neutralizar la existencia de personas armadas que, en el entorno inmediato de numerosos sindicalistas, ejercían funciones de protección personal.

El 4 de mayo de 1978, Videla y Harguindeguy, introducen modificaciones al régimen del Decreto 1063/76, artículos 1º y 4º confiriendo responsabilidad en la Gendarmería Nacional, la Prefectura Naval, la Policía Federal y policías provinciales, según las jurisdicciones, en forma individual o conjunta, de acuerdo al régimen de competencias.

La Policía Federal mantiene bajo su responsabilidad y a su cargo en todo el territorio nacional la habilitación, el registro y la regulación de los servicios de seguridad personal prestados por empresas y particulares, por medio y sistema de custodias, para la protección de personas. Se dicta el resumen de responsabilidad obligatoria para todos los ciudadanos a fin de ejecutar la orden; “Si durante el transcurso de las funciones inherentes a los servicios de seguridad personal, se tomase conocimiento de un hecho delictivo perseguible de oficio se deberá dar inmediato aviso a la autoridad jurisdiccional competente".

Estas leyes tienen la virtud de ser totalmente reaccionarias, militaristas y totalmente antidemocráticas e inconstitucionales, cuya función fue someter a la población y a los miembros que llevarían a cabo la Ley, y a partir de ese momento los miembros de la Seguridad Privada fueron colaboradores de la dictadura militar.

OBJETIVO DE LA SEGURIDAD PRIVADA

Esta nueva organización de control y persuasión reemplazó al sereno, al portero de fábrica, al ordenanza estatal y municipal y a todos los empleados responsables de cubrir las entradas y salidas de edificios y establecimientos fabriles. Vale decir que se pierde una tarea laboral y es reemplazada por una nueva División Mundial del Trabajo; “La Seguridad Privada”.

No fue necesario transitar mucho camino para observar que los nuevos propietarios cometieran la primera gran felonía contra el personal de seguridad privada. En el Convenio Colectivo de Trabajo homologado en el Ministerio de Trabajo, realizado “sin la presencia” de los trabajadores, obteniendo como resultado por una decisión unilateral, que a partir del momento de aceptados los pliegos, los trabajadores de seguridad privada serían conocidos con el nombre de “vigiladores”.

Fue necesario que transcurrieran más de veinte años para comprender cual fue el objeto y la finalidad del autor para implantar el título de: VIGILADOR a este grupo de trabajadores, cuando todo el mundo tiene conocimiento que la palabra vigilador no existe en idioma castellano.

En breve síntesis, los VIGILADORES no existen, pero fueron compatibles con la exclusión del artículo 3º, inc a) Ley 11544, reguladora de la jornada laboral, que fuera sustituido por la reciente Ley 26597, de esta manera las patronales negaban el pago de horas extras a los “vigiladores” apoyados en esa normativa laboral y de seguridad del trabajo. Que por otra parte evitaron remitirse al artículo 11º del Decreto Reglamentario 16.115/33 de la Ley 11.544; cuyo texto dice: “… Art. 11.— Se entenderán comprendidos dentro de la denominación de empleados de dirección o vigilancia:
a) El jefe, gerente, director o habilitado principal.
b) Los altos empleados administrativos o técnicos que sustituyan a las personas indicadas en el inciso anterior en la dirección o mando del lugar de trabajo; subgerente; los profesionales liberales dedicados exclusivamente al ejercicio de las funciones de su competencia o que acumulen a su cometido, algún cargo de dirección o vigilancia; personal de secretaría que se halle afecto a la dirección o gerencia y que no sea meramente subalterno; jefes de acción, de departamentos, de taller, de equipos, de personal de máquinas, de personal de calderas o de personal de cuadrillas y subjefes, mientras reemplacen al jefe respectivo; capataces, apuntadores, inspectores, mientras reemplacen al titular y siempre que efectúen trabajos de dirección o vigilancia.
Están comprendidos en las excepciones de la ley, los cobradores o investigadores de cobranzas y corredores que sean remunerados exclusivamente a comisión.
Las personas enumeradas en este artículo se considerarán exceptuadas a condición de que ejerzan exclusivamente los trabajos inherentes a su denominación….”

Sin embargo las patronales siempre ignoraron esta norma regulatoria y estafaron a los trabajadores, restándo el suplemento por hora extra trabajada, en los horarios y las fechas no autorizadas por ley.

AUTORIZAN LOS SINDICATOS
POR OBLIGACIONES LEGALES

Finalmente la UPSRA fue autorizada como entidad sindical de primer grado con el objeto de cubrir el vacío sindical y autorizar los pliegos del C.C.T. que la CAESI presentaba al Ministerio de Trabajo y este organismo exigía la creación de la organización sindical para legalizar esa relación laboral.

Bajo las circunstancias dramáticas del momento político que ocurrían en esos años, la fundación de la UPSRA y de SUVICO en Córdoba, tuvieron aristas muy dramáticas a causa del enfrentamiento entre los miembros de la dictadura militar que controlaban el Ministerio de Trabajo y la insalvable contradicción que los obligaba a cumplir con las leyes que regulaban la actividad laboral de los trabajadores de la República Argentina.

En este sentido no son casuales, ni caprichosos el artículo 6º y 7º del C.C.T. Nº 15 de donde deriva en C.C.T. 194/92 y dicen lo siguiente:

ARTICULO 6°) INTERPRETACION DE LAS NORMAS DEL PRESENTE CONVENIO: En la interpretación de las normas del presente convenio se tendrá siempre en cuenta que la vigilancia y seguridad constituyen una actividad de interés público en la que las autoridades competentes han delegado en entes privados el cometido de colaborar con los poderes del Estado en la protección y salvaguardia de personas, bienes e intereses públicos y particulares sin que ello incida en la naturaleza jurídica de la relación entre agentes y empleadores.

ARTICULO 7°) DIGNIFICACION DEL TRABAJO: Ambas partes se comprometen a dignificar las fuentes de trabajo. A tales fines, y teniendo en cuenta la índole de la actividad definida en el artículo anterior se dará cumplimiento a las disposiciones vigentes en materia de trabajo, excluyéndose por completo la calificación de “serenos” para denominar de este modo a los vigiladores.-

Los funcionarios policiales y militares pretendían un organismo de apoyo policial con formas de funcionamiento idéntico a las fuerzas de seguridad y sin intervención sindical, ni de los organismos de control, es decir la CGT, y poder cumplir el rol de controlar y espiar a los trabajadores en las fábricas y en los establecimientos públicos y privados y hacer los trabajos de “inteligencia” que años más tarde utilizaron los grupos mercenarios de “policías” y “militares” para denunciar a los activistas, los Delegados y Comisiones Internas y señalar como subversivos a los compañeros obreros muchos de ellos serían secuestrados por los agentes de la dictadura.

Esta es una parte muy dolorosa de la historia del gremio, que fue real, existió porque en sus orígenes el personal de seguridad privada, pertenecía a las fuerzas de seguridad y represión del Estado, algunos eran personal retirados y otros personal en actividad y se trataba de funciones “adicionales”, con la misma función de policía, aún cuando utilizarán uniformes diferentes.

Años más tarde cuando la actividad derivó en otra muy diferente, con personal totalmente civil, fue necesario un trabajo muy penoso y muy didáctico, tener que explicar a las personas de la sociedad de conjunto y a las personas por separado, que el gremio había dejado de ser un organismo de respaldo policial. Más difícil fue hacerlo entender al resto de los gremios y a los trabajadores en general, que miraban al trabajador de vigilancia con mucha desconfianza. Sin embargo a pesar del tiempo y del trabajo de aclaración, en los tiempos actuales todavía desconfían de los vigiladores y del personal de Seguridad Privada.

LA ORGANIZACIÓN SINDICAL SE IMPONE

A pesar de todo el empeño interpuesto por las fuerzas de represión, en modificar las relaciones de la organización laboral y la dependencia patronal, los fundadores se encontraron con una contradicción insalvable. Dentro de las mismas organizaciones de los militares, el personal civil de la nación estaba organizado en sindicatos.

Es importante ubicar en primer plano el carácter destacado, entre otros, de la Dra. Noemí Rial, actual Secretaría de Trabajo, que trabajo de modo incansable en lograr que el gremio tuviera la característica del resto de las organizaciones gremiales, hasta que finalmente, con la llegada de la incipiente democracia de 1973, a cuestas del presidente Héctor José Campora, a través de elecciones forzadas de ese año por la presión de los sindicatos y del pueblo y el proceso político de aquel momento, los que van a dar lugar a la creación de dos sindicatos de seguridad privada aprobados y reconocidos por el Ministerio de Trabajo.

Durante veinte años personal retirado y en actividad, perteneciente a las fuerzas de seguridad y represión del estado, ocuparon y controlaron las puertas de los accesos a las fuentes de trabajo, a las fábricas, a los edificios de la administración pública, controlando y vigilando a los trabajadores. Fueron los ojos y oídos de la Represión durante la última dictadura, esta gente se ganó el odio y el rechazo de los obreros fabriles y los trabajadores de todos los oficios.
El vigilador (normalmente un policía o miembro de gendarmería, prefectura que, trabajaba en períodos de 12 horas por 36 horas de franco) fue la peor basura que alternó con los trabajadores. Los ojos y oídos y hasta la respiración estaba sobre las espaldas del obrero de la producción y los establecimientos públicos, señalando a los activistas y a lo dirigentes del movimiento obrero, para denunciarlos cumpliendo las normas de la artículo 4º del Decreto 1063/76.
 El sindicato en esos tiempos fue un local que funcionaba en la calle Maipú de Capital Federal y la Obra Social, era inexistente por cuanto el personal de las fuerzas de la seguridad utilizaba sus organizaciones naturales.
Con la llegada al gobierno de los “inquilinos” de la denigrante década de los 90’ que produjo el desbande y destrucción de todas las fuentes de trabajo y la creación de la tercerización laboral y el trabajo informal, el panorama político y social presagiaba una formidable explosión social. En ese preciso momento apareció una salida, una válvula de escape al clima reinante y un nuevo “nicho” económico para explotar.

UN GENIO DE LOS NEGOCIOS

Por esos días de 1990, con una privatización forzada y que el gobierno de turno debía llevar a cabo si pretendía sobrevivir, apareció un “genio” y le propuso al dueño de las obras sociales un “negocio”, llevar a la práctica “La tercerización”. Dentro de los organismos existentes, el más potable por la forma de organización y estructura a nivel nacional se destacaba la UPSRA. El proyecto se completa con un tercer actor quien provee el “mono” para el experimento.
De esta manera Enrique "Coti" Nosiglia, ex ministro del Interior y Operador de la UCR, propone a Luis Barrionuevo el negocio de los seguros. En la búsqueda del instrumento para el funcionamiento del nuevo nicho, la agudeza visual del dirigente gastronómico, apunta a un “bolichito” de la calle Maipú, donde se encuentra un dirigente de muy bajo perfil. En este recorrido se incorpora otro amigo, el Intendente de Avellaneda Herminio Iglesias, quien provee el “mono” para el experimento. Hasta la década del 80, Ángel Alberto García era taxista en Avellaneda, su amigo Herminio Iglesias lo presenta a Luis Barrionuevo a fines de 1989 y de inmediato lo transformó en secretario general de UPSRA. (Esta es una historia que viene por separado).
Por Decreto de Necesidad y Urgencia, el instrumento predilecto del gobierno de la época, nace la obligación reglamentaria que toda actividad comercial debe contratar “seguridad privada” para acogerse al servicio de los seguros contra terceros o cualquier otra cobertura de Seguros o Coseguros. Para llevar a cabo esta nueva actividad fue necesario modificar y crear los reglamentos y leyes de seguridad privada, así la Ciudad de Buenos Aires tiene su primer reglamento a través de la Ley Nº 118 aprobada en 1998 y luego modificada y reemplazada por la actual ley 1913 y en la Provincia de Buenos Aires la Ley 12297, modelo para otras provincias y localidades.
La UPSRA con la nueva conducción, es intimada por el MTEySS y debe ajustarse a las normas de la Ley 23551, con fecha 1º de mayo de 1989, fecha con la cual este “dirigente” establece como fecha de nacimiento de la UPSRA. Esta visto que para cada uno la historia comienza cuando toma la “manija”.

RESULTADO DE LAS PRIVATIZACIONES

Con las privatizaciones de las Empresas del Estado, quedan sin empleo más de seis millones de personas. El retiro voluntario, fue un mecanismo legal, inventado por el gobierno, para auto-despedir el ejército de empleados “molestos” que en su mayoría estaban con “sumarios” pendientes por diversas contravenciones administrativas de acuerdo a la Ley 19.549. De esta forma se produce el retiro voluntario con dinero en el bolsillo, donde la generalidad contaba más de veinte años de antigüedad, los “favorecía” para instalar un pequeño negocio, o comprar un vehículo para remisería.
Acostumbrados a la bonanza y a la abundancia de trabajo, que existía en cualquier rubro por aquella época de 1990, nadie imaginó el grave problema que se avecinaba. Los argentinos de esa etapa de la historia no conocían la desocupación, ni siquiera tenían conocimiento del significado de esa palabra funesta, hasta ese momento la ocupación plena era una realidad única de Argentina. Desde la creación de las Empresas del Estado, en 1947 y 1948, los empleados formaban parte de una clase media ficticia, en competencia con la pequeña-burguesía porteña y de las zonas aledañas. Mientras existió como clase social producto del empleo estatal, el estilo de vida adquirido y desarrollado hasta ese momento, facilitó la creación de una organización independiente, conocida como una subclase creciendo como hongos debajo de los residuos económicos de los empleados del Estado, que con el correr del tiempo se auto-denominó, “cuenta-propista”.
Estas personas se dedicaban a subsanar problemas de carácter técnico-doméstico, tales como plomería, pintura, carpintería y un sin número de actividades particulares que requería la vida doméstica cotidiana de las personas, en lugares como Zona Norte y el Centro de la Ciudad, con el tiempo se extendió a toda la Capital Federal y zonas del Gran Buenos Aires.
Este ejército de personas que sobrevivían en el submundo social de una sub-clase social ficticia, quedó pasmada frente a la visión del desmoronamiento de los medios de subsistencia que la sostenían hasta ese momento. La privatización del Estado dejó sin recursos a más de diez millones de personas, en un solo acto político.
Finalmente estas personas de los grupos cuenta-propistas, ante la ausencia de recursos para sobrevivir, fundaron y organizaron los ejércitos de piqueteros y se lanzaron a las calles reclamando un subsidio para sobrevivir. Por otra parte los agentes de las Empresas del Estado emigraron a otras profesiones, a jubilaciones anticipadas, y se disgregaron en el esquema de empleos informales y tercerizados, y algunos en la Seguridad Privada.
Luego de haber experimentado el desempleo aletargado en el tiempo y sin ninguna perspectiva. Ganados por la desesperación de no tener recursos para vivir, el nuevo oficio les ofrecía nuevas esperanzas y una posibilidad, que más tarde verían empañadas por la intransigencia de los empleadores de estas empresas y agencias de trabajo intensivo.

LLEGADA DE LA INVASION

Tradicionalmente desde sus orígenes las agencias fueron propiedad de policías y miembros retirados de la Fuerzas Armadas. Asimismo las normas legales exigían un representante técnico retirado de las Fuerzas de Seguridad. La modificación de la ley facilitó la participación de personal civil, licenciados en seguridad privada, cuyo objeto, en las palabras de Aquiles Gorini, presidente de la CAESI era privatizar la Seguridad Privada.
Sería muy redundante manifestar que la seguridad privada abrió un gran abanico de posibilidades a los empresarios, a tal punto que la multinacional SECURITAS con filiales en más de treinta y dos países es la más grande del mundo, se instaló en Argentina, con el propósito de lavar las ganancias no declaradas por los “empresarios”, de igual modo PROSEGUR mucho antes monopolizaba la actividad y así, entre grandes empresas el mercado de la seguridad privada cambió el objeto original para transformarse en el negocio más rentable, sin riesgos de inversión, creando la “industria” de la super-explotación humana.
A partir de la explosión original, en la actualidad subsisten en todo el país más de seis mil agencias y empresas y más de ciento cincuenta cooperativas de seguridad. Totalizando entre todas un aproximado de un millón de trabajadores de Vigilancia Privada, esparcidas por toda la República Argentina como trabajo informal, trabajo clandestino y trabajo con relación de dependencia legalizado.
La nueva normativa escrita para la Ciudad Capital y en el Gran Buenos Aires, exigía como condición principal, que el personal de seguridad privada estaba obligado a la tenencia de Estudios Secundarios Completos. El motivo principal estaba relacionado con la aportación de armas y el ingreso masivo de personas provenientes de las Ex–Empresas del Estado. Este diagnóstico, como muchos otros a los cuales arriban los funcionarios del poder, fue erróneo.
La invasión se produjo, tal como la habían pronosticado. Sin embargo el personal que ocupó las vacantes no fueron los “clasificados” empleados que esperaban, muy por el contrario, fueron los sectores más postergados del movimiento obrero quienes ingresaron a la nueva división del trabajo. La vanguardia obrera que fue desplazada  por las privatizaciones no integró la seguridad privada, estos activistas fueron hacía otros “nichos” laborales también regidos por el trabajo informal.
Esta inesperada situación favoreció a los propietarios de la agencias de seguridad por el tipo de material humano disponible y por la ausencia de posibilidades de un control efectivo de parte de los organismos oficiales y del ANsES, la AFIP y otras dependencias estatales.
En poco tiempo cientos de miles de personas eran explotadas sin ninguna clase de beneficios sociales y eran violados todos los derechos laborales. Finalmente hasta los funcionarios públicos cayeron bajo la influencia de los “empresarios” en su gran mayoría Ex - funcionarios policiales de Capital o de la Provincia de Buenos Aires que, los sobornaron con las prebendas que llegaban a manos de quienes debían poner una firma y mirar para otra parte.

EL FANTASMA DE LA DESOCUPACIÓN

Es importante hacer notar que la explosión demográfica, resultado de la aceptación lograda por esta forma de informalidad y tercerización laboral, excedió largamente las expectativas de sus creadores y se transformó en la respuesta que buscaban los empresarios reclamando y exigiendo “Seguridad Jurídica” para sus inversiones. Utilización de mano de obra barata y sin responsabilidad. De esta manera el trabajador de seguridad privada se convirtió en un material “todo terreno” y de “todo uso”, quedando de lado y postergada la profesión de la seguridad privada.
Con la aparición del nuevo “servicio”, desaparecieron cientos de categorías laborales dentro del gremio de Comercio y otros gremios de servicios y rubros que componen la División Mundial del Trabajo, tanto en la argentina como en toda América Latina.
Esta nueva División del Trabajo engendró el “temor” a la desocupación. No fueron la “cara de mierda” que pueda poner un comisario retirado, ni un ex-militar. Ni siquiera los gritos y amenazas que puedan proferir para descargar “sus nervios”, ni siquiera la discriminación recurrente del supervisor alcahuete de la patronal, para amedrentar al trabajador. El temor de los compañeros está implícito en la posibilidad de enfrentar “El fantasma de la Desocupación”. En cualquier lugar del planeta la desocupación aterra al trabajador, es nuestra principal enfermedad.
Los trabajadores de argentina han enfrentado a todas las dictaduras que asolaron el país y soportaron las persecuciones, las cárceles, la muerte y la disgregación de las familias, la pérdida de los bienes y de los seres más queridos, pero jamás tuvieron miedo físico a ningún enemigo que haya enfrentado la clase trabajadora. Derrotaron las dictaduras y finalmente los quitaron de la historia con todas las armas y todo el potencial de fuego y permitieron la creación de la democracia política y la libertad que hoy gozamos todos.
En este punto tenemos que ser muy claros, los trabajadores no le temen al patrón, no le temen al individuo que los representa, el miedo del trabajador es al “Fantasma de la Desocupación” y el desamparo de la familia, por eso durante sesenta años lucharon de modo incansable, con sus sacrificios y con sus mártires en alto, igual que las banderas de lucha esgrimidas en cada reclamo y en todas las batallas que les toco enfrentar. Los estandartes tienen los rostros de los caídos y siempre serán recordados.
A partir de la nueva situación creada con las privatizaciones, este lado “flaco” y “débil” de los trabajadores, es explotado con crueldad por estas patronales y lo aplican frente a cualquier reclamo, que implique meter la mano en el bolsillo para pagar de acuerdo a los convenios que firmaron.
Diferente es el activista, el militante, el dirigente, a estos compañeros que, tienen la visión de cambiar las cosas, de modificar el estado actual y mejorar las condiciones de vida del trabajador. Estos compañeros entregan todo, sin importar las consecuencias. Son los revolucionarios del mundo, son los creadores de la nueva sociedad, son el futuro de la humanidad, sin importar en que lugar del mundo se encuentren.
Esta es la parte que no tiene margen de equivocación y la critica apunta a quienes se acercan a los sindicatos y organizaciones gremiales pretendiendo obtener algún beneficio sin ninguna clase de riesgos. Estos compañeros piden y exigen garantías de preservación a cambio del “apoyo” para obtener beneficios, como algunos que se acercan a pedir guardapolvos y útiles escolares y luego se van a la UPSRA con la misma finalidad. Estos compañeros no son activistas y seguramente nunca estarán en ninguna movilización. Esto es algo que ocurre en todos los gremios.

LOS VIGILADORES NO TIENEN SINDICATO

Los trabajadores de la Seguridad Privada, no tienen Sindicato, Nunca tuvieron una organización gremial. Al respecto, habrá quien rechace esta afirmación.
Analizando la composición de la UPSRA nos encontramos con una institución que capitulo y se arrodilló frente a la CAESI, a cambio de dinero y de negocios para un pequeño grupo de “gusanos” auto-titulados dirigentes sindicales, y este grupo maldito de “gusanos” traicionaron todas las tradiciones del movimiento obrero, esta gente desnaturalizó la actividad sindical y sometió y entregó con mentiras y engaños a los trabajadores de la Seguridad Privada.
Desde 1989 este grupo y sus socios en las delegaciones provinciales y regionales, perjudicaron a los trabajadores en beneficio de las agencias de seguridad privada, expulsando y denunciando a los compañeros que se acercaban a realizar reclamos por incumplimientos del Convenio Colectivo de Trabajo, que por otra parte siempre favoreció a las agencias y nunca al trabajador.
Los únicos artículo favorables, son los que surgen de la Ley de Contrato de Trabajo Nº 20744, que son violados e incumplidos permanentemente. Además nunca se eligieron delegados de empresas o de sectores. La vida sindical que forma parte de todos los sindicatos en esta organización “patronal”: la UPSRA, nunca existió y por otra parte fue combatida y destruida toda actividad sindical.
El otro factor de importancia tiene relación con la presencia de un Secretario General que nunca trabajó en la seguridad privada. Tan alejado de la profesión que “compró” el título de abogado. (Hay muchas formas de comprar un título) Un tipo que llegó por la claraboya como paracaidista, cuya finalidad fue montar un negocio para acumular la mayor cantidad de dinero a costa del esfuerzo de los afiliados. Esta política fue consecuencia de la desafiliación masiva de cientos de miles de trabajadores, a los cuales se suman los trabajadores que no quieren estar afiliados. En todo el país, no llegan al 7% la cantidad de afiliados a UPSRA, la mayoría forzados por los dueños de las agencias que sostienen a esta organización.
Cuando nosotros, La Agrupación Democracia Sindical, iniciamos la actividad, existía en la Capital Federal un grupo llamado Unión-y-Lealtad, dirigido por el compañero Peralta, un compañero que fue ex-Secretario de Prensa, de la UPSRA, García lo expulsó y entonces organizó esa agrupación. En el año 2000 presentamos lista para las elecciones de renovación de Comisión Directiva.
Por este agravio a la figura del Secretario General doctor Ángel Alberto García, nos expulsaron a todos de la UPSRA. A partir de ese momento comienza una larga lucha y es recién a partir del año 2007, cuando comienza a encenderse una llamita de luz y la lucha gremial se reanuda con mucho esfuerzo y gran sacrificio, por parte de todos los grupos y sectores que comenzaron a nacer en todo el país.
Desde entonces, muchos compañeros han caído y otros tantos han quedado en el camino de la actividad, también tenemos nuestros muertos, causados por la lujuria de las patronales, que no les importa el esfuerzo del trabajador y los exponen a los riesgos más inesperados, exigiendo más y más horas de trabajo a bajo sueldo y sin beneficios sociales, ni incentivos. Nuestros muertos pesan sobre la cabeza de las patronales, están clavadas en sus conciencias y nosotros los llevamos en nuestros corazones y en la memoria colectiva.
NO HABRA PAZ SOCIAL MIENTRAS LAS PATRONALES
NO NOS DEVUELVAN NUESTROS DERECHOS LABORALES Y MIENTRAS NO RESPETEN
LA LIBERTAD SINDICAL

CONCLUSION
Esta es una parte de nuestra historia, de la historia de la Seguridad Privada y del camino que ha recorrido en cuarenta años de actividad y de existencia. Que nos ha enseñado que solo la verdad nos hace libres, solo la verdad puede llevarnos por el camino de la victoria y de la recuperación de los derechos que nos heredaron nuestros mayores.
Por encima de todas las cosas SOMOS TRABAJADORES, no somos POLICIAS, y nos regimos por la Ley de Asociaciones Sindicales, por la Ley de Paritarias, tenemos el derecho de discutir y pelear por mejorar el Convenio Colectivo de Trabajo y tanto los que venimos de otras profesiones, como quienes iniciaron su vida laboral en la Seguridad Privada tenemos el derecho de formar parte de la historia del Movimiento Obrero y la obligación de transmitir a los que llegan y se suman, toda la experiencia adquirida en los últimos veinticinco años de lucha.

domingo, 19 de julio de 2015

SE ESTÁ FRAGMENTANDO EL MOVIMIENTO OBRERO

SE ESTA FRAGMENTANDO
EL MOVIMIENTO OBRERO


Escribe: VIRGILIO ÁNGEL GALEANO
Desde hace un tiempo, escucho y también he leído comentarios respecto a que “grupos interesados están llevando a la fragmentación del movimiento obrero”. Algunos sectores de la izquierda, también alimentan estos comentarios muy generalizados, sin dar una explicación de los motivos que los llevan a realizar esta clase de conclusiones. Quizás no encuentren una explicación, por falta de investigación, también por falta de comprensión sobre un nuevo fenómeno cuya tendencia sigue ganando terreno en algunos sectores importantes del movimiento obrero.
PORQUE SE FRAGMENTA EL MOVIMIENTO OBRERO
Desde cierto punto de vista se puede pensar que hay una fragmentación de los trabajadores por la formación de grupos que se distingue por sus actividades de lucha y resistencia, pero no buscan unirse a otros de idéntica características y surge la inmediata conclusión de que estas acciones grupales son disidentes, más aún cuando algunos “dirigentes” aprovechan estas coyunturas para hacer negocios a espaldas de sus compañeros de lucha.
Esto ocurre porque los trabajadores y el movimiento obrero de conjunto están en un largo proceso de “retroceso” ante la ausencia de la organización gremial. Desde el terrible ataque y devastación producida por las desapariciones y los asesinatos a la vanguardia obrera por la Dictadura militar genocida, el proceso de “democratización” del alfonsinismo que creo falsas expectativas para los trabajadores, para completar con el menemismo que termina de “engañar” y de desmantelar la organización obrera. Todo el ataque a las bases del movimiento obrero se manifiesta con las privatizaciones y entrega del patrimonio nacional, generando quince millones de desocupados en una decisión política sin precedentes, con la complicidad de la burocracia sindical que se entregó a las decisiones del poder neo-liberal a cambio de prebendas y de los privilegios de los cuales todavía aprovecha en detrimento de los trabajadores, son los que han generado diversos fenómenos sociales que hoy se manifiestan.
Frente a la entrega y colaboración en favor de las patronales por parte de las conducciones gremiales burocratizadas y sus secretarios ahora convertidos en “empresarios”, los trabajadores optaron por abandonar los sindicatos y asumir la desafiliación. En la actualidad los trabajadores afiliados a los gremios apenas alcanzan el 10% de la totalidad del empleo con relación de dependencia.
Por otra parte la administración de los aportes efectuados a las obras sociales depositados en el INOS, van a una caja denomina ANSAL que se encarga de distribuir a los sanatorios y proveedores de servicios el pago de las consultas médica y los estudios clínicos y solamente una pequeña porción llega a las cajas de las Obras Sociales, produciendo una disminución de los servicios. El Estado tiene el control de los aportes y los distribuye a su discreción para disciplinar a los dirigentes de los sindicatos. Esta expropiación produce una amplia deserción, competencia y circulación de afiliados que cambian de Obra Social de tiempo en tiempo, alejándose de las Obras Sociales de sus sindicatos.
Frente a la indiferencia de las conducciones sindicales y la disminución de los Cuerpos de Delegados, como así también la resistencia patronal a permitir y facilitar la presencia de los delegados de base, se produce una ausencia de cuadros medios y falta de formación de nuevos dirigentes obreros y la anulación de las agrupaciones, sindicales que en otros tiempos era el semillero y práctica de la democracia obrera.
Por otra parte los “dirigentes” burócratas prohíben la formación y participación de las Agrupaciones. En la actualidad los grupos sindicales de oposición a las conducciones gremiales están prohibidos y son despedidos de las empresas a pedido de los “dirigentes”. Caso bien puntual, ocurre en el gremio de seguridad privada, donde la upsra es un sindicato patronal y colaborador patronal, contra los trabajadores.
LA BUROCRACIA SINDICAL ACTÚA DE MODO DICTATORIAL
Como conclusión de este proceso que lleva más de treinta años, los activistas gremiales buscan reunirse en grupos y organismos sindicales permitidos por el Ministerio de Trabajo, debiendo reunir las condiciones exigidas por la Ley 23551 de Asociaciones Sindicales, a los cuales se otorga la inscripción gremial. Este fenómeno se profundiza y se incrementa con la Resolución de la Suprema Corte de Justicia del 11 de noviembre de 2008, al declarar “inconstitucional” el artículo 41º inc. a) de la Ley 23551. A partir de ese momento se produce una justificación en el proceso de lucha de los activistas y de los militantes de las Agrupaciones y en todas las provincias se van incrementando la fundación y la organización de sindicatos con simple inscripción.
Las posteriores Resoluciones y fallos de la Suprema Corte de Justicia, cuatro en total, contra la ley de Asociaciones Sindicales 23551, van dando mayor incentivo a los grupos para constituirse en sindicatos con personería jurídica.
En la actualidad, las agrupaciones sindicales ante la imposibilidad de trabajar sindicalmente en estas organizaciones por la represión y negativa a permitir por parte de las conducciones “eternizadas” en los sindicatos cualquier oposición, se divorcian del sindicato y se organizan por afuera de los gremios.
CONCLUSIÓN
A lo largo de los últimos dieciocho años de activismo, luchas y enfrentamientos entre los trabajadores y las patronales, nos encontramos que este fenómeno se ha profundizado y expandido en mayor medida, en el gremio de la Seguridad Privada.
En efecto. En el momento actual existen en todo el país, catorce sindicatos con inscripción gremial y tres sindicatos con personería gremial, además de haber varios agrupamientos con pedido de inscripción que aún esperan habilitación de parte del Ministerio de Trabajo.
Esto es un claro indicador de que frente a la intolerancia de una conducción sin representación de parte de los trabajadores como es la Unión Personal de Seguridad de la República Argentina (upsra), las agrupaciones sindicales de la Seguridad Privada buscan la forma de expresarse y ocupar los espacios vacíos para enfrentar a las patronales y exigir que cumplan con la leyes del trabajo en la búsqueda de mejoras laborales y salarios acordes a las necesidad actuales.
Por lo tanto, en un disperso consenso de los trabajadores para organizarse en la búsqueda de soluciones van surgiendo en todo el País la representación local de los trabajadores de la seguridad privada.
HAY QUE ORGANIZAR LA FEDERACIÓN
Estamos en un momento propicio para unificar todos los criterios y organizar la Federación Nacional de los Trabajadores de la Seguridad Privada.

Por primera vez, desde que se inició la protesta y el reclamo, con timidez y con la ingenuidad de creer en la sensibilidad de los empleadores, a fines del siglo anterior, hoy los trabajadores de la seguridad han perdido el miedo a la ferocidad de los “comisarios” que se imponían con total impunidad. Hoy la lucha está en pleno apogeo y desde todos los rincones del País se escucha los reclamos y la queja por las injusticias y el grito de los trabajadores en contra del Sindicato Patronal upsra. Por lo tanto es el momento de comenzar el camino de la integración, la unidad y la construcción de la Federación Nacional de los Trabajadores de la Seguridad Privada.